Correr Definitivamente no es de Cobardes

Correr Definitivamente no es de Cobardes

30 abril 2009

Lecciones aprendidas

Después de preparar una carrera de Maratón y después de correrla, he hecho examen de conciencia, y creo que hay bastantes cosas que no he hecho bien.

Seguro que mi padre, Luis Hita, Luis Combarro, Angel, Jose H… todos os estaréis frotando las manos, pensando: “te lo dije”. Pues sí, muchas cosas me las dijisteis, pero esto se aprende a base de “tortazos”, como en la vida, no?. Así que, ahí van mis 10 lecciones aprendidas:

1. Descansar más. Con las palizas de entrenos que me he metido, debería haber alternado 1 semana descanso viernes, otra semana descanso martes y viernes. Respetar los días de descanso.

2. Estoy preparando una maratón, no un triatlón; hacer spinning todos los días después de haber corrido por la mañana, no sé si ha sido “contraproducente”; de hecho, creo, que de tanto spinning, mis cuádriceps aumentaron de volumen, con el consiguiente peso que no me hacía sentir nada ligera.

3. Introducir más series de velocidad en el entrenamiento, no cortas, sino a partir de 1.000m y de cambios de ritmo. Conseguiría mejorar la velocidad-resistencia, acostumbramos al cuerpo a correr con déficit de oxígeno y a correr en un estado general de fatiga. Además fortalecemos las paredes del corazón y mejoramos la coordinación neuromuscular. Nos permite asimilar mejor el ritmo de competición y mejorar la economía de carrera a través de la perfección del estilo y, lo más importante, aumentar el umbral de lactato, retardando el momento en el que empieza a generarse en los músculos.

4. Hacer más rodajes a ritmo de maratón e ir aumentándolos progresivamente. De hecho, en la planificación de este maratón, al principio, entresemana, sí que hacía este tipo de rodajes. Luego con la lesión en el último mes y el cansancio que fui acumulando, dejé de hacerlos.

5. Beber e hidratarme más y comer mejor.

6. Introducir ejercicios de pesas, gomas y abdominales. Estirar más después de cada entrenamiento.

7. Darme más caprichos. Si un día me apetece una onza de chocolate, tomarme dos. No sé si la ansiedad es acumulativa, pero lo cierto es que en las 2-3 últimas semanas era tal mi voracidad, fruto de la ansiedad que tenía, que, creo que llegué a Londres con 2-3kilitos de más en relación a mi peso habitual.
(Al revés que todo el mundo).

8. Parar en cuanto note la más mínima molestia. Conviene estar alerta y ser sensato; más vale parar 1-2 días que 1-2 meses. Hay que saber escuchar a nuestro cuerpo.

9. Cumplir la planificación desde el principio. No vale eso de: “hoy esto y mañana lo otro”. Hay que ser disciplinado. El Maratón empieza desde que iniciamos la preparación para la carrera y puede llegar a resultar incluso más dura, sobre todo si lo haces correctamente. Los planes no se hacen porque sí, sino que tienen su explicación en busca de unos resultados. Además, creo que empecé a prepararlo demasiado pronto (a mediados de Enero), con lo que ya estaba bastante harta de km en el mes de Abril.

10. Hacer más caso a la gente que me rodea y que tienen más maratones en sus piernas que casi yo años (mi padre anda por los 30 y Luis Hita está ya en los 90maratones…ahí es nada). Sin lugar a dudas, en este tipo de carreras, la experiencia es un grado.

Prometo que intentaré no volver a caer en los mismos errores pero dada mi cabezonería…no lo garantizo.

También he hecho algunas cosas bien y adquirido buenas costumbres:

1. Me hice una prueba de esfuerzo durante la etapa inicial de preparación al Maratón. Es importante por si detectan alguna anomalía cardiaca y porque además te informan de tus parámetros de pulso cardiaco en los que trabajar para garantizar un buen entrenamiento.

2. Entrenar con pulsómetro, sobre todo durante los entrenos de series o cambios de ritmo.

3. Apuntar todo y llevar un registro de cada entrenamiento, tomando nota de todo tipo de observaciones: temperatura, viento, sensaciones, cansancio,..

4. Masaje de descarga 1 vez al mes.

5. Si un día no estás bien, no has entrenado bien, no pasa nada, no hay que agobiarse, sonríe, al menos estás haciendo lo que más te gusta: correr.

6. Mi entrenamiento se fundamentaba principalmente en la acumulación de km, sobre todo el último mes que no pude hacer calidad; km, sé, que no me han faltado y ahora me doy cuenta de la voluntad que he tenido al levantarme un domingo por la mañana y saber que ese día tenía 24-26km en la CdC…

7. Probar las zapatillas con las que quería correr el maratón 2meses y medio antes de la carrera. Y es que la lesión en la articulación del dedo gordo del pie me la provocó la zapatilla. Qué hubiera pasado si hubiera esperado hasta 1 mes más para probar la zapatilla? Probablemente no habría podido correr el Maratón.

8. No obsesionarme… bueno, seguro que aquí todo el mundo discrepa. Pero no, lo cierto es que no estaba obsesionada. Quería acabar y quería saber lo que se siente, eso sí, quería evitar sufrir lo menos posible y lo único que podía hacer para ello era entrenar.

9. Para evitar la monotonía y el aburrimiento cambié mis zonas de entrenamiento: Alcorcón, Retiro, Polvoranca. Esto, además, me ha hecho conocer a mucha gente y a grandes compañeros de entrenamiento.

10. Compartir un maratón con mi chico… esto sí que no tiene precio y es lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo.

29 abril 2009

Flora London Marathon


Gracias al blog de nuestros amigos Pepe y Marisa, la mayoría ya sabéis que conseguí terminar el Maratón de Londres, y que no lo hice sola, sino que Fran también lo consiguió y en mejor estado físico que yo, a pesar de que él no había hecho una preparación específica para ello; lo que me hace sospechar de lo mucho que aún tiene por mejorar y los tiempos en los que puede correr.

Cruzamos la línea de meta de nuestro primer maratón de la mano y habiendo compartido 42.195km...

El viaje
Llegamos a Londres el viernes 24, a las 8.30 de la mañana, después de un tremendo madrugón, fuimos al Hotel a dejar las maletas y desde allí nos dirigimos a la Feria.

Los que habéis corrido este Maratón ya lo conocéis. Impresionante!! Eso era una feria y, no lo que se monta en Madrid (con todos mis respetos).



Nada más llegar recoges tu dorsal, no tuvimos que esperar nada y se encargan de explicartelo todo bien, despacito, en un “easy english” para que lo entiendas todo. Y luego ya pasas a la zona de todos los stands de ropa deportiva y accesorios (ADIDAS, ASICS, GORE, GARMIN,…), de otros maratones y carreras internacionales,... El resto del viernes estuvimos dando un paseo por Buckingham Palace, Picadilly,.. y terminamos cenando en un más que recomendable restaurante italiano: Cipriani.



El sábado por la mañana, tras una intensa pero breve tormenta primaveral, salimos a rodar por St James Park unos 20 minutillos, terminando con progresivos.
El día aunque había amanecido lluvioso y nublado, poco a poco se abrió y disfrutamos de un magnífico día primaveral.

Nos duchamos, desayunamos y nos fuimos a dar un paseo: cruzamos St. James Park, llegamos a Trafalgar Square y llegamos a Covent Garden, un maravilloso mercado de frutas, chocolates, dulces,.. donde ya empezamos a cargar reservas para el Maratón del domingo. Después de comer fuimos a Harrods y tras las compritas de rigor nos fuimos al Hotel a descansar, tumbados en la cama y con las piernas hacia arriba apoyadas en la pared. Cena buffet en el hotel y paseíllo nocturno hasta el Big Ben para estirar las piernas.


La Carrera
La verdad es que los nervios me habían respetado hasta que sonó el despertador a las 5.20, en los que ya eran más que evidentes. Me temblaban las piernas.
Nos vestimos y bajamos a desayunar a las 6.

A las 7 salía el autobús que nos llevaba a la zona de salida, en Greenwich. Había amanecido completamente despejado, sin nubes. La posible amenaza de lluvia, el mayor de mis temores durante la carrera, se alejaba. De hecho imaginamos que podíamos llegar a pasar calor. Vaya suerte que tuvimos, porque con el día que hizo en Madrid….


Nuestra salida era a las 9.45 y hasta las 9.15 no nos dirigimos hacia el Cajón de salida. Durante la espera pudimos disfrutar del fantástico ambiente previo al Maratón, de la gente (Luis realizó un extenso reportaje fotográfico con los participantes más pintorescos). La organización magnífica.
Ya en el cajón, los nervios se convirtieron en nuestros compañeros inseparables, hasta que no sé cómo empezamos a correr., y es que no recuerdo haber ningún disparo ni nada por el estilo. La gente empezó a correr y nosotros les imitamos: Fran, mi padre y yo. Pisamos la línea de salida y … y pensé: "bueno, ya estamos aquí, no es esto lo que llevas esperando 4 meses?"

Primeras zancadas muy tranquilas, había muchísima gente al principio y no se podía correr bien, no cogimos ritmo hasta pasada la milla 2. Nos dedicamos a disfrutar del ambiente, y es que aunque Marisa ya nos había adelantado que la animación era apabullante, no tengo palabras para describirlo. No hubo ni un solo centímetro a lo largo de todo el recorrido en el que no hubiera una sola persona animándonos. Grupos de música, tambores, asociaciones,… el ruido era arrollador; hubo incluso un momento que casi me dejan sorda. Y a medida que nos acercábamos al centro de Londres, más gente, más ánimos… nos hizo gracia que ya pasado el km.30 pasamos por debajo de un túnel y observamos que los corredores aprovechaban esa zona para pararse, y es que con tanta gente animándote y aplaudiendo, te daba hasta vergüenza pararte.

Nuestra intención era mantenernos juntos hasta que pudiéramos. Conseguimos mantener el ritmo de carrera entre 5 y 5.06min/km hasta el km.25, a partir del cual noté 2 cómo se empezaba a cargar mi cuadriceps izquierdo. Pasaban los km y no conseguía recuperar. En los avituallamientos me echaba agua para intentar aliviar, pero nada … en el km.32 me estabilicé al acabar por cargarse el otro cuadriceps y a partir de aquí tuvimos que bajar el ritmo. Vi que las 3h30min se me quedaban ya fuera de alcance y en mi mente ya sólo quería acabar. Desde el km.37 el dolor era bastante insoportable, me costaba una infinidad levantar las piernas, prefería las zonas con pendiente ya que las cuestas abajo el dolor era mayor, las millas eran eternas y no veía el momento de acabar. Sufrí, qué puedo decir. Eché mano de las gominolas que llevaba en el bolsillo de mi pantalón en un par de ocasiones, que me vinieron bien, aunque mejor me hubiera venido un nolotil.

Y cuando a lo lejos divisé la Abadía de Westminster, el Big Ben, me dije: “ya estoy cerca, aguanta, aguanta, me queda menos de una vuelta de 3 en el Retiro”. Y finalmente lo ví, ví el cartel de meta, Fran se dió la vuelta y me dijo: “entramos juntos”, me dió la mano, sonreimos como pudimos y disfrutamos nuestro momento. 3h 45min. por nuestros cronos, que aunque lejos de las 3:30 que me hubiera gustado hacer, me siento orgullosa y satisfecha, sobre todo si empiezo a recordar el último mes de entrenos tan malo que he tenido: la lesión del dedo, el tobillo, catarro, agotamiento,… Me quedo con la experiencia de haber debutado en uno de los grandes; uno de los grandes y con merecido reconocimiento por la organización, la carrera, el recorrido, el ambientazo. Y sobre todo por los buenos amigos que hemos hecho desde que llevo preparando el Maratón, los ánimos, los consejos,…

Y hoy ya miércoles, a 3 días de haber corrido el Maratón, pudiendo ya bajar escaleras sin parecer Robocop y levantarme de las sillas sin parecer una parturienta, me siento feliz.



Y agradecer todos los ánimos que recibí y todas las felicitaciones que nos están llegando.

20 abril 2009

Ultima Semana


Y por fin llegó. La última semana previa al Maratón.


¿Qué siento?

No sabría decir.

En 7 días me enfrento por primera vez a la mítica distancia de Maratón. A esa carrera que de pequeña veía desde la barrera cómo preparaba mi padre y cómo superaba. Nunca imaginé entonces que yo también iba a retarla.

Creo que confluyen multitud de sentimientos y pensamientos que posiblemente me creen una situación de cierto descontrol y de inestabilidad emocional, porque tan pronto estoy contenta, como preocupada, como triste, emocionada….

Nervios, sí, aunque aún no demasiados y que imagino irán aumentando según avance la semana. Nervios por el viaje en sí, por la carrera, por el ansia de saber qué se siente, por las ganas de acabar.

Incertidumbre, por ver cómo reaccionaré, cómo aguantará mi cuerpo, qué sorpresas me depararán.

Ansiedad… general… qué decir?? Aunque esto ha sido una constante a lo largo de toda la preparación y que espero controlar mejor en futuras preparaciones de maratón. Ahora la aplaco con gominolas …. -mi dentista se va a forrar cuando vuelva por mi revisión anual-.
Cansancio, estoy cansada de km y km, cansada de pensar en lo que será y de salir a entrenar pensando en él.

Feliz, porque ya llega.

Ilusionada, porque ya llega.
Orgullosa de haber llegado hasta aquí, de haberme comprometido con un objetivo y de haber hecho lo que ha estado en mi mano para lograrlo.

Esta última semana se me antoja difícil, principalmente en el terreno psicológico. Primero porque empezarán las dudas de lo que tendría o no que haber hecho durante la preparación. Y entonces pienso: « y qué gano ahora pensando eso, ya no tengo tiempo, lo hecho, hecho está». Sobre todo cuando este último mes ha sido horrible porque no he podido entrenar como me hubiera gustado. La lesión aparentemente inofensiva del dedo del pie que me llevó a tener tocados los ligamentos, el cansancio que fui acumulando, el catarrillo de última hora ... supongo que todo esto también forma de la preparación, no??
Tengo en mente un post con los errores que creo que he cometido y que seguro me servirán para aprender y mejorar.

Y Segundo, esta última semana mi actividad física debe reducirse drásticamente, básicamente en salir a rodar martes y jueves, y tod@s los que conocéis mi actividad e inquietud sabéis que es harto difícil. Bueno, lo intento. De momento llevo mi coche a revisión esta misma tarde y así evito caer en la tentación de pasarme por el gym. Me dedicaré a preparar la maleta, hacer últimas compras de cosillas que llevar, a pasear si deja de llover de una vez por todas,…
Desde aquí me gustaría agradecer la Carta que Peregrino ha publicado en su blog y que supongo que como a mi, también al resto de corredores que van a Londres, o los que se quedan en Madrid para el siempre duro MAPOMA nos ha emocionado.

14 abril 2009

Fases psicológicas durante el Maratón

Una de las buenas costumbres que hemos adquirido los domingos tras entrenar en la Casa de Campo es quedarnos a desayunar en uno de los restaurantes del lago con la gente del club Boston y otros runners.

Me imagino que será el efecto de las tiradas largas pero madre mía!! Qué buena pinta tiene todo. Son famosos los torreznos y el pincho de tortilla.

El pasado domingo, sentados ya y desayunando, conocí a otra chica del Club Boston, que también va a debutar en Maratón el próximo 26 de Abril. Ella en Madrid. Me dio la impresión de que estaba muy nerviosa, se emocionaba al pensar en ese día. Me imagino que confluirían pensamientos varios: seré capaz?, Llegaré?, qué sentiré?

En ese momento me di cuenta de que aún no tengo ese nerviosismo que padecía en mi época universitaria durante los exámenes. A lo mejor todavía es muy pronto, no sé. Lo más que me sucede, es antes de dormirme, me pongo mi iPod y me imagino lo que pudiera ser la carrera.

Lo que más me preocupa es lo que voy a sentir cuando empiece a sufrir, física y mentalmente. Creo que los entrenamientos sirven para que el dolor físico disminuya en parte y éste no agudice el dolor mental. Quiero decir, que si mentalmente estás tocado, si además te duele algo, el sufrimiento será peor.

Claro, que éstas son solo elucubraciones mías, puesto que no tengo ni idea de lo que se te puede pasar por la cabeza; de hecho, lo único que sé es lo que he leído sobre las fases psicológicas por las que se atraviesa durante el maratón:


(Extraído del libro "Qué pasa por la cabeza del corredor de maratón", premiado con el accésit "Nike" en el II Certamen del Libro Deportivo Marca. 2003)

Durante estas fases, nuestro estado anímico varía desde un polo hasta el opuesto, pasando de estar alegres a estar suplicando para que llegue el final de la carrera. Sin embargo, dicho estado se puede, si no eliminar, sí por lo menos mitigar hasta el extremo de lograr, inclusive, disfrutar de los últimos kilómetros de la Maratón. Pero para conseguirlo, hay que mentalizarse de la existencia de los malos momentos y de la necesidad de superarlos.
1. EUFORIA - Nervios pre-carrera. Esta etapa se extiende desde los minutos (u horas) previas al inicio de la carrera, hasta que se llevan recorridos los primeros kilómetros (4 ó 5).
Durante esta etapa, se entremezclan los pensamientos de alegría ("Esto es un espectáculo", "Voy a por el maratón", "Cómo me gusta esto"), con otros que reflejan las primeras dudas ante la carrera ("Cuando llegue a meta voy a dar botes de alegría", "Esta tarde, tras la carrera, voy a estar todo el tiempo sentado en un sillón", "Me voy a comer un buen filete").


Sin embargo, no dudo en ningún momento que muy pocas personas nos planteamos el hecho de que antes del final de la carrera vamos a sufrir y este sufrimiento, por momentos, va a ser muy grande. ¿Y por qué no nos planteamos esta circunstancia?. El hecho es que durante este preciso momento estamos FRESCOS, física y mentalmente, y lo que menos me voy a plantear en este instante es que al cabo de unas horas voy a pasarlo mal, simplemente, porque pienso que no va a suceder; y es que si "ahora estoy bien ¿por qué luego me voy a encontrar mal?" o "cuando tenga que sufrir, sufriré".
Estas cogniciones son erróneas ya que no se ajustan a la realidad y, por eso, es fundamental controlarlas y/o dominarlas (éste supone el primer punto de concentración). Me explico en este aspecto: claro que estoy de acuerdo con que una persona esté eufórica antes de empezar la carrera y que se deje llevar por estas sensaciones, porque es bueno, pero, esto, es muy distinto a que, posteriormente, una vez iniciada la prueba, dichos pensamientos se antepongan a la realidad que, como ya he comentado, es que antes o después nos vamos a cansar (son muchas horas corriendo) y si no lo hemos previsto o anticipado y, por tanto, no nos hemos concienciado para ello, pagaremos el gasto que hagamos al principio con un cansancio adicional al que, por el de la propia carrera, vamos a padecer.

Resumo este punto destacando el hecho de que es bueno inmiscuirse dentro de las sensaciones que se producen antes y durante los primeros kilómetros del maratón, e, incluso, aconsejo que se haga, porque forma parte de la satisfacción que el susodicho maratón produce, pero, igualmente, quiero señalar que estas sensaciones deben estar controladas por nosotros, y, la mejor forma de lograrlo es siendo conscientes de que tras la euforia y el descanso físico inicial, llegará el agotamiento. Es decir, hay que ANTICIPAR lo que nos va a suceder en cada momento de la carrera.

Por ello, os propongo que durante estos primeros instantes de carrera seáis cerebrales (no pasionales) y comencéis la prueba tranquilamente (sin prisas), a vuestro ritmo, y sin dejaros llevar ni por la alegría del principio, ni por el miedo a quedaros descolgados del resto de corredores. De esta forma, en los últimos kilómetros de la prueba, aparte de adelantar a muchos de estos corredores que, ahora, se dejan arrastrar por la euforia del inicio, (el exceso que ahora están realizando, lo van a pagar al final de la prueba), vamos a llegar en un muy buen estado físico y mental.
2. CHARLA. Esta etapa se prolonga desde, aproximadamente los kilómetros 6-7, hasta los kilómetros 14-15.

La denomino la etapa de la "charla", porque durante este período de tiempo es cuando una gran parte de los corredores se dedican a hablar con los "compañeros de viaje" y con las personas que altruistamente nos animan cuando pasamos a su lado. Asimismo, este es el momento en el que se suelen gastar bromas y/o contar chistes.

Durante este período de tiempo el problema que nos podemos encontrar es el del desconocimiento de nuestras posibilidades. En numerosos casos, los corredores, bien porque físicamente se encuentran en perfecto estado ("Ya estoy en el kilómetro 11 y me encuentro muy bien, así que puedo acelerar", "Voy perfectamente, no estoy nada cansado"), bien por la animación de la gente que te empuja ("Qué emocionante es ver a tanta gente animándote") o bien porque percibimos mal la realidad ("Ya llevo un tercio de la carrera, sólo me quedan dos tercios y no estoy cansado", "Ya sólo me quedan X kilómetros") tendemos, inconscientemente, a acelerar nuestro paso y a adoptar un ritmo que está por encima de lo que nuestro cuerpo nos permite, provocando un agotamiento prematuro de nuestra energía, primero física y, a renglón seguido, mental. La consecuencia de todo esto es que, según el kilómetro de la prueba en el que ocurra, abandonamos o acabamos "arrastrándonos".

Ante esta circunstancia, os propongo nuevamente la ANTICIPACIÓN de estas sensaciones, de tal modo que, cuando observemos que nos estamos dejando llevar por la euforia de la gente que nos anima o que vamos a un ritmo más veloz del que podemos, porque en ese momento nos vemos fuertes e invencibles, actuemos con cabeza y reflexionemos sobre lo que más nos conviene, y esto no es otra cosa que mantener, atendiendo para ello a nuestras sensaciones orgánicas, un ritmo que se ajuste a nuestras posibilidades; de este modo, no nos dejaremos arrastrar por lo que las sensaciones inmediatas nos dictan, y que no son otra cosa que percepciones erróneas de la realidad, fruto de un sentimiento de grandeza e insuperabilidad equivocados.

3. TRANSICIÓN. Desde los kilómetros 16-17 hasta los kilómetros 22-23). <> Esta etapa, psicológicamente hablando, es neutra. Es solamente durante estos kilómetros cuando los corredores populares realmente actúan, siempre desde un punto de vista psicológico, como deben. Esta etapa supone, como su propio nombre indica, un paso entre la alegría del principio y el comienzo del cansancio físico y mental, de ahí que, durante este tiempo, permanezcamos más o menos concentrados y corriendo de un modo más o menos regular. Sin embargo, no quiero decir con ello, que los defectos que hemos ido acumulando durante los kilómetros previos, hayan desaparecido; evidentemente, si estamos rodando a un ritmo más fuerte que el que nuestro cuerpo nos permite, vamos a seguir manteniendo esta línea.
Lo que quiero decir es que, a pesar de los errores que, desde el principio estamos cometiendo, durante este período ni existe la euforia inicial (puesto que ya llevamos bastantes kilómetros y la alegría del principio ya ha desaparecido) ni nuestras energías están debilitadas (y por lo tanto, nuestra cabeza no nos está mortificando con nuestro cansancio ni está malinterpretando los signos corporales que presentamos), lo que nos permite correr, mentalmente hablando, de un modo óptimo.

Este espacio de tiempo adquiere, si así se desea, una importancia mayor para los corredores populares, ya que, puede servirles de modelo para saber cómo deben correr un maratón; es decir, que si MENTALMENTE, somos capaces de correr toda la prueba como lo estamos haciendo ahora, vamos a estar en disposición de llegar a meta en perfecto estado, ya que estamos dejando de lado nuestras cogniciones erróneas a cambio de otras que nos permiten ir concentrados en lo que estamos haciendo. A fin de cuentas esta es, para mí, la clave fundamental para acabar el maratón, física y psíquicamente bien.
4. LATENTE. Esta etapa se extiende desde aproximadamente el kilómetro 24 hasta lo que se ha venido en llamar "el muro", aproximadamente el kilómetro 32.
Es en este momento, cuando puedo decir que comienza el Maratón: hasta ahora, nuestra euforia, en primer lugar, y nuestro perfecto estado físico, posteriormente, no nos han permitido captar la verdadera dureza de la prueba; pero, a partir de este momento, una vez que ya comenzamos a sentir el peso de la carrera (las piernas empiezan a sentirse cansadas, ya no apetece seguir corriendo, etc.), es cuando vamos a empezar a sufrir física y mentalmente.


Sin embargo, el verdadero sufrimiento psicológico está aún por llegar; en esta etapa, mientras tanto, se empiezan a larvar pensamientos que, más tarde, cuando físicamente estemos muy cansados, van a pasearse una y otra vez por nuestra cabeza de manera continuada, provocando, si no estamos preparados, unos efectos devastadores.
Durante este período de tiempo es cuando uno empieza a preguntarse si va a llegar a meta; es cuando empezamos a fijarnos, no en el camino que llevamos recorrido, sino en el que nos queda por recorrer; es cuando, en definitiva, empezamos a angustiarnos y hasta decaernos, porque ya lo único que queremos es "¡ACABAR de una santa vez!".

Es, pues, una etapa de gestación que (aunque aparentemente pasa desapercibida), desde mi punto de vista es la más importante, ya que, si durante este espacio de tiempo logramos controlar nuestros pensamientos y analizamos objetivamente todo lo que le ocurre a nuestro organismo, posteriormente (cuando las sensaciones físicas sean más desagradables), afrontaremos nuestro agotamiento en mejores condiciones. Por ello, y como sé con certeza que durante estos kilómetros, van a empezar a dolernos las piernas, nuestro ritmo va a ser más cansino, las ganas de correr van a empezar a desaparecer y nuestra mente ya no va a estar tan despejada, debo hacer constar que nuestra concienciación debe ser, aún si cabe, mucho mayor. Ahora es cuando deben empezar a aflorar los pensamientos positivos que hemos preparado para este momento. En este aspecto hay una cosa clara, si antes de la prueba hemos previsto este cansancio, ahora, cuando llegue, vamos a afrontarlo con verdaderas garantías, ya que nuestras cogniciones van a ser del estilo "esto ya me lo esperaba", "es normal este dolor, llevo muchos kilómetros corriendo", "forma parte de la carrera", etc., y no las que normalmente aparecen cuando uno no está preparado ("me duelen las piernas", "no me quedan fuerzas", "estoy muy cansado y todavía me quedan muchos kilómetros", "no voy a llegar", etc.). La diferencia entre unos pensamientos y otros es tal, que, si en este tramo aplicamos los primeros, nuestro sufrimiento final va a ser mucho menor (incluso puede ser inexistente) y se va a limitar, exclusivamente, a nuestro dolor físico (que, por cierto, no es poco).

Respecto a esta etapa, tengo una anécdota que me recuerdan los dos errores más importantes que cometí en mi primer maratón:
a.- ir a un ritmo más fuerte del que mi estado físico me permitía.
b.- interpretar erróneamente las sensaciones corporales que pasaban por mi cuerpo en cada momento.

El hecho fue que durante mi primer maratón (año 1995), tras haber recorrido unos 25 kilómetros, en los que había ido más deprisa de lo que realmente podía (primer error), llevado, por un lado, por mi "invencible" fortaleza física, por otro, por el desconocimiento de la prueba y, por último, por mi inexperiencia, empecé a notar, como es normal en todos los corredores, un enorme cansancio de piernas, lo que yo interpreté (segundo error) como un signo de un inmediato calambre. Pues bien, y a pesar de que no me dio ningún calambre, desde ese instante hasta el final de la prueba, lo único que pasaba por mi cabeza eran pensamientos continuos que me recordaban lo enormemente cansado que estaba y las pocas ganas que tenía de correr ("Ya no puedo más", "Qué hago yo aquí").

El resultado final fue, que llegué a meta (gracias a que pude acoplarme a un grupo de corredores que iban dirigidos por un guía que había puesto la organización) en un pésimo estado físico, y en un estado mental desastroso. Al año siguiente (en 1996), cuando me conciencié de que debía ir <>y que este cansancio me iba a sobrevenir, lo único que pasaba por mi cabeza eran pensamientos continuos que pedían con deseo que llegarán los kilómetros, es decir, esperaba cada kilómetro con anhelo, ya que de esta forma podía demostrar mi fenomenal estado físico.
Evidentemente, en este caso, la llegada a meta fue muy diferente, acabando, para un corredor como soy yo (no he bajado en ninguno de los cuatro maratones que he disputado de las 4 horas y 15 minutos, lo que supone ir a 6 minutos el kilómetro), a un ritmo bastante fuerte (en concreto, a 5 minutos el kilómetro), registrando un mejor tiempo en la segunda media maratón.

5. SUFRIMIENTO. Se prolonga desde, aproximadamente, el kilómetro 32 hasta el kilómetro 42.
Esta etapa es la que nos pasa factura si hemos sido excesivamente osados. Si ya de por sí, yendo físicamente bien, mentalmente vamos a estar muy cansados por la prueba (no obstante, llevamos unas 3 horas corriendo), no es necesario imaginarse lo que ocurre cuando físicamente estamos mal y no hemos previsto dicho cansancio. Durante este período de tiempo, lo único que vamos a desear es acabar y ni los aplausos generosos de la gente, ni nuestro estado físico nos van a ayudar a retirar de nuestra cabeza, estos pensamientos. En este aspecto, la agonía es tal, que, una persona cualquiera que todavía no haya corrido ningún maratón, no se explica el hecho de que cuando tan solo te quedan dos kilómetros para terminar (¡después de haber recorrido 40!) dejes de correr y te pongas a andar, y, es que, para la mente de un corredor no preparado para la ocasión, que lleva corriendo 4 horas, esos últimos 2 kilómetros, no son otra cosa que 2.000 metros y 2.000 metros son, aproximadamente, unos 2.000 pasos, lo que supone una barrera imposible de superar en ese momento, para cualquier persona que llegue en esas condiciones.

La concienciación para la prueba va a impedir que estos pensamientos sean tan negativos, ya que al estar mentalizados, vamos a prever su llegada y, por tanto, vamos a saber, por lo menos, mitigarlos. Nuestro objetivo es, pues, que al llegar al kilómetro 40 (ó 39 ó 38) sólo pensemos en ir a por el siguiente kilómetro, sin obcecarnos ni angustiarnos por llegar a meta, defecto, que es muy común en numerosísimos corredores, quienes creen que en el kilómetro 34 (porque sólo queden 8), ya han terminado la prueba, sin concebir el hecho de que ahora cada kilómetro se multiplica mentalmente por 2, y, que, ni nuestros pensamientos ni nuestro estado físico son los del principio, sino que son radicalmente opuestos ("no puedo más", "quien me manda a mí meterme en estos sufrimientos", "estoy harto de correr", "no vuelvo a correr el maratón", etc.).
Anecdótico fue el hecho que le ocurrió a un amigo mío en su primer maratón: al terminar la prueba, al ser preguntado por sus amigos que tal le había ido, él contestó que su peor momento lo pasó cuando tuvo que pasar por "el kilómetro del empedrado", refiriéndose a los apenas 100 metros de empedrado existente justo enfrente del Museo del Prado. Esta respuesta da muestra de la forma que tiene de ver las cosas un corredor popular de maratón cuando lleva recorridos 40 kilómetros.

6
. ÉXTASIS FINAL DE CARRERA. Sucede durante los últimos metros de la carrera.
Qué decir de esta fase que no conozcan todos aquellos que han sentido en sus carnes lo que supone atisbar a pocos metros de ti esa pancarta que da por terminado tanto tiempo de dedicación, esfuerzo, sufrimiento, alegría... Esa pancarta pone, aunque parezca mentira: META


En fin, en esta etapa se produce lo que yo denominaría un subidón anímico, que se refleja externamente en las caras de satisfacción de los corredores, e introspectivamente en pensamientos que resumen todo el esfuerzo previo por conseguir una heroicidad: “Lo he logrado”, “Por fin”, “Soy un genio/a”, “Aleluya”... En definitiva, es un momento que todos los que lo hemos experimentado, resumimos en que es “para vivirlo”. Es un momento, psicológicamente hablando, muy peculiar. Digo peculiar, porque si nos fijáramos en esos corredores unos 500 metros antes, veríamos, tal y como comenté en la etapa anterior, un aspecto totalmente distinto y, sin embargo, parece milagroso que, de repente, nos olvidemos de nuestros dolores físicos, del calor, del cansancio, de la hartura psicológica... Y demos la sensación, siempre de cara al espectador, de que estamos como si no hubiéramos recorrido ¡42 kilómetros sin parar!, o lo que es lo mismo, como si no hubiéramos estado corriendo 3, 4, 5 o hasta 6 horas.

Quizás toda esta reacción quede explicada porque en nuestro organismo se produce la liberación abusiva de una hormona que todos en nuestra vida desearíamos liberar continuamente: la endorfina o, comúnmente hablando, “hormona de la felicidad”.

CONCLUSIÓN.

La clave del éxito mental en el maratón radica en la anticipación de consecuencias. Si se consigue controlar todas las sensaciones que se van a experimentar durante el maratón, se logrará realizar una buena carrera, lo que permitirá repetir la experiencia (si así se desea) ya que el sentimiento final será de Plena Satisfacción.

¿Qué pensáis los ya experimentados en Maratón??

13 abril 2009

Semana Santa

Semana Santa relajadita, descansando del habitual stress que nos acompaña entre semana. No somos de los que nos guste demasiado salir de Madrid cuando sale todo el mundo.

Y es que resulta que te vas de la ciudad pero con la ciudad, paseas por la playa de Benidorm o Gandía y te encuentras al panadero, al vecino de abajo o peor a tu jefe.

Así que, nos quedamos en un desértico y tranquilo Madrid, sin planes en mente, más que disfrutar de no tener que ir a currar y poder hacer lo que nos apeteciera.

El jueves bajamos al Retiro. Fue sin duda alguna el mejor día de toda la Semana Santa, meteorológicamente hablando. Así que, aproveché y rodé 20km. Los 10 primeros me acompañó mi padre , los 5siguientes Javi y los últimos los rodé yo con mi iPod… mi fiel compañero de entrenos!!! También me lo llevaré a Londres, no para correr el Maratón, pero sí para esos momentos de nerviosismo que sé que me esperan.

Por la tarde fuimos al cine: “Gran Torino”, 100%recomendable. Eso sí, si sóis tan sensibleros como yo, llevaos kleenex y espero que tengáis más suerte que yo, porque nos encendieron las luces enseguida, tras terminar la peli, y vaya!! me cortaron la llorera y me quedé hasta con mal cuerpo…

El viernes, ya nos levantamos perezosos. Primero ya pasamos de bajar al Retiro por las nubes tan negras que veíamos y que descargaban unos minutos y luego paraban. A las 9 decidimos salir a correr, nos vestimos y al pisar la calle empieza a llover. Escarmentados de todo lo que nos hemos mojado todo este invierno, dimos media vuelta y sesión de gimnasio.

A las 2 de la tarde quedamos con Pepe y Marisa y Gracia y Emilio en Los Nogales, para una sesión de Spa que nos dejó muy relajados. Y con esa sensación de “no me toques, que me rompo”, nos fuimos a vaciar la fuente de torrijas de la madre de Fran.

El sábado entrenamos 14km por el barrio, como pudimos, porque el viento nos lo puso complicado. Tarde de paseo y shopping.

El domingo habíamos quedado con nuestros compis en la CdC. Tocaba la última tirada larga: 1Tapia+2Bosques. Empecé bastante bien, pero en la tapia, me hundí (más que otras veces); no podía respirar y notaba que el oxígeno no me llegaba a las piernas, era un “Querer y No poder”. En principio creí que era cansancio acumulado, pero, lo llevo arrastrando desde hace 2 semanas y más que cansancio físico es un No poder con las piernas. Cuando terminé el segundo Bosque, preferí bajar al Lago por Cerro Garabitas y evitar las cuestas que aún hay al ir por la Tapia. Son 2 km menos, que aunque me duele no haberlos hecho, me sentía tan impotente y con tan pocas ganas de sufrir, que creo que fue lo mejor que pude hacer.

Por la tarde, llegué a la conclusión de que además del cansancio acumulado, también podía tener algo de anemia. Desde hace 2 años siempre hay temporadas en las que estoy baja de hierro y es más que probable que ésta sea una de esas, lo tengo todo a su favor: más entrenamientos, stress, …. Así que, ya estoy “dopándome” con Ferro-gradumet. La cantidad de Fe que aporta no es tan importante como para que, en caso, de no tener déficit me me genere algún otro problema. El Fe a las chicas siempre nos viene bien. Espero que en el transcurso de esta semana me note más fuerte.

En cuanto a los entrenos de esta semana, tengo intención de hacer 70-75km en total, repartidos en 5 sesiones: Lunes 10km a ritmo “trotón”, regenerativo de la tirada de 22km de ayer en la CdC, Martes: Descanso, Miércoles: 12km a 4.50-5.00, Jueves: 12-15km a 4.50-5.00, Viernes: Descanso, Sábado y Domingo: 15-20km con cambios de ritmo.

A todos los que, como yo, estamos a 2 semanas del Maratón .. ánimo y cuidaros. Estas semanas hay que estar entre algodones, evitar lesionarnos, acatarrarnos,… lo peor ya ha pasado. Creo que ahora nos queda lo más gratificante, no?? Eso sí con un puntito de sufrimiento.

07 abril 2009

Desidia


DESIDIA,

Según el Diccionario de la Lengua española se trata de Negligencia, inercia.

Pues entonces, sí, Inercia es lo que único que me ha hecho poder entrenar esta mañana, y eso que tenia motivación extra: el dedo del pie y el tobillo, me dolerán?? … pero nada, no me apetecía nada y cuando he visto que los caracoles me adelantaban en cuestas, me ha dado igual. He pensado para mí misma y mi propio convencimiento: «como ayer no salí, arrastro la pesadez del ácido láctico en las piernas aún». Y me he quedado más a gusto…

Apatía, Desgana, pasotismo,… es lo que siento al levantarme cada mañana y tener que calzarme las zapatillas. Sí, ya sé que madrugo mucho, pero más tarde me ocurriría igual.

He leído en algunos artículos que se trata de un sentimiento habitual en las últimas semanas de preparación al Maratón. No sé si será cierto, pero estoy de km hasta ….

Un buen amigo, Emilio me ha enviado este poema de A.Lord. Tennyson:


"Aunque mucho se ha gastado mucho queda aún;
y si bien no tenemos ahora aquella fuerza
que en los viejos tiempos movía tierra y cielo,
somos lo que somos: corazones heroicos de parejo temple,
debilitados por el tiempo y el destino, más fuertes en voluntad
para esforzarse, buscar, encontrar Y NO RENDIRSE".


Esperemos que esto sea pasajero y todos nuestros esfuerzos se vean recompensados, …. Me basta con llegar al Palacio de Buckingham (km.42,195).

06 abril 2009

IX Media Maratón de Madrid


Ayer domingo tuvo lugar por las calles de Madrid la siempre dura Media Maratón, que este año hacía la edición IX.

Todos los que habéis participado años anteriores ya sabéis de la dureza del recorrido y es que “Madrid es así” y por mucho que lo cambien (como ha sido el caso de este año), siempre resulta duro. Además creo que les encantan los finales demoledores.

El viernes a mediodía me acerqué a la Feria del Corredor, bueno, Feria por llamarlo de alguna manera. No sé qué es lo que pasa con estos eventos deportivos que se organizan en Madrid que tienen una ferias pobres, más bien mediocres. Llegas a la estación de metro de Nuevos Ministerios, te acercas a unos paneles para saber tu número de dorsal, vas al final de la feria a por el dorsal y vuelves al principio a por la camiseta y la bolsita de corredor. Tanto paseíto, supongo para forzarte a ver la Feria, que me reitero no merece ni denominarse “Feria”. La camiseta como la de todos los años, de ese tejido que se te engancha en la piel y viene cargado de electricidad estática. Para mi gusto, ni para trapo de cocina.

Recogida de dorsales en la Feria del corredor
A diferencia de otros años en los que para mi la Media Maratón de Madrid era mi carrera del año, mi principal objetivo, este año tenía un cúmulo de sensaciones de cara a la misma. Por una parte quería hacerla a tope, mejorar mi marca del año pasado (1h39min), por otro lado me convenía rodarla al ritmo del maratón (4.55-5.00min/km) y ver sensaciones. Si a esto le sumamos la molestia del pie … imaginaos con qué cuerpo me levanté el domingo.

El sábado bajamos al Retiro a rodar 5km y a probarme tras las infiltraciones subcutáneas de Traumeel que me habían hecho. Horror, deseperación… no tengo palabras para lo mal que lo pasé. De hecho, volví a casa a sabiendas de que lo mejor era no salir el domingo. Así que me tiré todo el sábado con baños de contraste, masaje con cubito de hielo directamente sobre el tobillo, masaje con cremita y bolsita de hielo.

El Domingo amanecí sin dolor y bastante animada a correr la Media. Tenía claro que a tope no podía ir, pero rodarla ….

A las 8.30 estábamos en el Retiro, respirando el ambiente precompetición, con un día claro y despejado, de los que me gustan a mi. Nos encontramos a Pepe. Marisa ya estaba rodando porque no participaba en la Media.
Poco a poco fue llegando gente, y ya nos preparamos para salir.
Yo, como siempre con mi Rolex al lado: Luis Hita. La verdad es que tiene mérito lo suyo. El domingo pasado llegó de Tokyo, donde participaron en el Maratón y a las 2 semanas se mete una Media. Me dijo que íbamos a rodarla tranquilos, así que, fue en ese momento cuando vi la luz… Perfecto!!
Unos "moritos" que se pusieron en el banco al lado del nuestro antes de la salida,creo que alguno de ellos ganó.

Gracia y Emilio y un compi del gym de Gracia, que este año tambien se estrenará en MAPOMA.
A las 9.30 dieron la salida y las 12.000 personas que nos habían encajonado en el Paseo de Coches del Retiro iniciamos la marcha como pudimos. No se podía correr de tanta gente que había, tampoco entiendo a los ansiosos que van atropellando literalmente a la gente, haciéndoles trastabillear para buscar su sitio. Hay que ir tranquilos, buscando huecos pero sin molestar a los demás.
Parecía que el tobillo no me dolía y poco a poco nos fuimos acomodando al ritmo de 4.50-4.55. Pero desde el km 4 al 7 (subida por Santa Engracia, Cuatro Caminos y Bravo Murillo) fue un continuo sufrimiento, fue ahí donde acusé todos los km acumulados en mis piernas, notaba un cansancio enorme y una pesadez de piernas que hacía que dar un paso supusiera un tremendo esfuerzo. Se lo dije a Luis, así que me bajó el ritmo. En el km. 7 parecía que me recuperaba, pasamos Plaza de Castilla, bajamos Mateo Inurria (donde sentí los codazos de una rubia, que debía haberse enamorado de Luis porque no me dejaba seguir a su lado) y bajando por Pío XII fue cuando Luis me advirtió que se notaba pinchazos en una pierna. Además uno de esos locos ansiosos me enganchó la pierna por detrás y para evitar caerme y dejar los dientes en el suelo, imaginad con qué pie impacté en el suelo con fuerza … está claro, con el dolorido (Murphy también practica deporte).
Luis pareció recuperarse, pero bajando de nuevo, le dió otro pinchazo y decidió pararse. “Sigue Rosa, sigue Rosa”.
Vaya planazo!!! Fran se había adelantado en la subida de Santa Engracia, mi padre iba más atrás, como podía acompañado de un tremendo catarro que arrastra desde hace casi tres semanas y del bueno de nuestro amigo Diego, y mi acompañante de lujo, mi referencia: Luis, me tiene que dejar. Hubo un momento que me sentí como huérfana y me pregunté qué carajos hacía allí, con el pie ahora algo más dolorido que al principio, con una pesadez en mis piernas como si hubiera engordado 10 kilos y más sola que la una a 10km del final. Así que, bajé ritmo y decidí terminar como fuera. Hacía sol, que me carga las pilas y parecía que me iba recuperando del cansancio.
Bajando por Serrano me pillaron Diego y mi padre y corrí con ellos unos kilometrillos. Les dejé bajando Principe de Vergara tras encarar la subidita del km.14 en Diego de León. A partir de aquí fueron mis mejores Km, manteniéndome a 4.52 y sin notar ya la pesadez de las piernas.
Pasamos por Menendez Pelayo, por la puerta del Retiro donde me animaron algunos compis de entrenamiento y encaré Reina Cristina concentrada en la subidita que se avecinaba: Cuesta de Moyano. Podía decir miles de cosas, pocas bonitas, sobre la genial idea de entrar al retiro por aquí, tras 19km de carrera, pero… sobran las palabras cuando la mayor parte de la gente la subía andando.
Y cuando por fin llegas arriba, el recorrido discurre por una ridícula “S” que lejos de ayudar a recuperarte te deja los tobillos un poco más maltrechos. Bajamos y subimos por el paseo de los melancólicos y enfilas el Paseo de Coches para llegar a meta.
Al final, 1h46min. Mal para lo que me hubiera gustado pero bien en base a las molestias que tuve y todas las encrucijadas de la carrera.
En general, recorrido duro y poca animación. Los madrileños, que no corren, no salen a animarnos. Es una de las cosas que más ganas tengo de experimentar en Londres, ya que me han dicho que la carrera es un continuo hervidero de gente animando.
Fran terminó en 1h43min, yo pensaba que terminaría en 1h35-1h37 porque está muy bien, pero también sufrió lo suyo al final y el calor lo acusó más. Ya le he advertido que no se acostumbre a ganarme. En cuanto me recupere se va a enterar …
Hoy Lunes pensaba salir a rodar 10km, pero como tenía el pie cargado de la carrera (mucho asfalto), he preferido darme un descanso y ya veremos si hasta el miércoles no me calzo de nuevo las zapatillas. A 3 semanas de Londres no quiero arriesgarme a que por no descansar un par de días, no poder correr el Maratón, no??
-Seguro que más de uno de los que me conocéis o me leáis, estáis pensando que por fin he entrado en razón.-

02 abril 2009

Una historia de Ciencia ficción

No sé cómo llevar esto, cómo enfocarlo y mirar el lado positivo. Esto de que, en el último mes de preparación del maratón, sin haberme lesionado antes, tenga que estar bajando el listón porque si fuerzo puedo terminar de fastidiarla.

Recuerdo que cuando mi padre preparaba el MAPOMA, en más de una ocasión, a 2-3 semanas de la cita se le cargaban los aductores. Su zona más débil.

Lo que me pasa es una historia …. “una historia de ciencia ficción”.

Aquel dolor en “el gordo” del pie era una artritis.
Para minimizar el dolor que me producía al entrenar, modifiqué la pisada (sin querer, claro) y consecuentemente me surgieron las inevitables molestias en la zona del calcáreo. Fui entonces al fisio, principalmente porque el dolor del dedo no iba a menos, y me descargó también un poco la zona del tobillo.
Y aunque parecía que el dolor iba a menos y que el dolor desaparecería en cuestión de tiempo, el martes tuve que ir de nuevo al fisio porque el tobillo no dejaba de molestarme. Así que, imaginaos el panorama, me dio un poco de bajón (bueno, un poco bastante) y se me humedecían los ojillos al pensar que llevo desde Enero preparando mi primer maratón, la mayor parte de mis entrenos en solitario y muchos soportando el frío tan extremo que nos ha hecho este año en Madrid y que al final sólo iba a ir a Londres a comer “fish and chips”.

Alberto, mi paciente fisioterapeuta, me dijo que se me había salido el astrágalo (al loro con el nombrecillo del puñetero hueso) y me había dañado los ligamentos del tobillo - No, si está claro, que yo si me quejo es con razón-.
Tras colocarme el huesecillo con una maniobra que casi me hace caerme de la camilla, me hizo sufrir durante una media hora masajeando la zona.

Ayer y hoy he salido a rodar suavecito y apenas 10km que me saben a poco, muy poco, sobre todo, con las tiradas tan largas a las que me he acostumbrado. Así que, luego me voy al gym a machacarme en la clase de ciclo. Además, voy a la clase de las 7.15 de la mañana porque el chico que la da hace triatlón, así que imaginaos … tremendas clases!! Salimos empapados en sudor.

La historia aún no ha terminado.
Aunque el dolor va a menos, persiste, así que esta misma mañana he vuelto a llamar al fisio. He hablado con Javi (el Sr. Gerente de la clínica, que luego se me enfada porque no le menciono) y, según él, la mejoría debía notarla a partir de hoy… qué prisillas soy!!! Y hemos quedado que hoy y mañana me pondrán Traumeel subcutáneamente y me aplicarán unas corrientes.
Mañana descanso y el sábado trotaremos 5-8km y progresivos, de cara a la Media de Madrid, pero si el sábado tengo todavía dolores, la Media me la tomaré como un rodaje más. Al menos a Londres espero llegar en condiciones.
De todas maneras es curioso lo mal que te sientes contigo mismo por no poder entrenar bien a 3-4 semanas del Maratón. También es cierto que ya he hecho mis tiradas más largas, 2 de 30km, que no les quiero quitar mérito porque de las 2 terminé con buenas sensaciones. La mayor parte del trabajo lo tengo hecho …. No?? Al menos eso quiero pensar.
Esperemos que al final el dolor mitigue y todo vaya según lo previsto.
Menos mal que tengo a mis chicos de Nenufar: los Javis (el sr.gerente y el teletubbie morado) y Alberto, que están ahí para “arreglarme” y animarme.