Pues
nada. Que ya estamos aquí de nuevo. A las puertas de otro maratón. Y a pesar de
no ser el primero y conocer “algo” donde me meto, las sensaciones son siempre
incontrolables.
La
última semana es la peor. Al menos para las que somos hiperactivas. Mucho
descanso. Mucho. Y entreno el justo. Pasarse esta semana es ponérselo fácil al
señor el del mazo.
Y
claro, el tiempo que antes dedicabas a entrenar más, lo tienes libre, te
da por pensar. Es cuando me pregunto
porqué no…
Personalmente
soy consciente que me han faltado 2 semanas para llegar cómo me hubiera gustado
llegar a Valencia, pero el verano en Barcelona me pasó factura y mi ritmo cardíaco
andaba descontrolado a los ritmos de trabajo. No pasa nada. Es lo que hay.
Tokyo
me dejó tocada anímicamente y dejé mucho de lado el trabajo de ritmos. En
Agosto intentar volver a correr medianamente rápido ha costado sangre, sudor y
lágrimas.
Y a
pesar de todo lo que me ha pasado durante la preparación: alegrías, lágrimas,
sonrisas, dolor, preocupación, satisfacción,…ya se acabó y llegar aquí tras 4
intensos meses ya es un éxito.
De
todo esto me acordaré en el km 30 o si es más tarde mejor, cuando tenga que
echar mano de todo esto para terminar cuando azuce el indeseable hombre del
mazo. Le conozco. Pero no somos amigos. A veces aparece, te molesta un par de kilómetros y desaparece.
Otras se queda más tiempo el jodío y te deja tan agotada de luchar contra él
que pocas te quedan para no cruzar meta cual Walking dead. Si has corrido un Maratón,
sabes de lo que hablo.
Además,
aparecen los fantasmas. Esos dolores o sensaciones negativas que te acompañan
en anteriores maratones. En Berlín, corrí con fascitis plantar desde el km 6…sí,
sí, aquello fue épico y aún no sé cómo pude terminarlo. Desde entonces me duele
la fascia del pie a 2 semanas del maratón. Así que, así ando, con cuidado de no
sentir que me duela nada. Taras que tiene una.
Sin
olvidar que tengo media oficina moqueando y esta semana me he convertido en autista.
No quiero ni un puñetero intercambio de virus…
También
hay que cuidar la comida. Algunos se toman muy a conciencia la carga de
hidratos y desde el lunes ya le están dando bien a los macarrones o al arroz.
Ojito, que entonces para algunos el maratón es como una cura en la “Buchinger”.
El
tema hidratación, ese gran olvidado. Muchos, sobre todo los novatos se hinchan
a agua el sábado. De poco sirve. El cuerpo deja de asimilar a partir de una
determinada cantidad. Es mejor incluir una buena rutina de hidratación desde el
lunes, y con ello no sólo me refiero a agua. Incluir isotónicos es fundamental.
Así
que desde aquí, mi aplauso a todos los que habéis sobrevivido y os enfrentáis
este domingo a la mítica distancia. Es una prueba especial que tiene algo más
que sobrepasa la deportividad. Es una prueba de superación, de lucha interna
impresionante y que pone de manifiesto lo grandes que podemos llegar a ser
cuando nos proponemos algo. Y aunque sea dificil, disfrutarlo todo lo que
podáis!
Y
cuando vayáis mal, haced como yo y pensar: “Cómo quieres ir monina con 30km en
las piernas?...pues como una rosa”
3 comentarios:
probablemente el vinazo no sea la mejor solución a la hidratación pero, qué coño, es fuente de radicales libres.
¡¡a por ese maratón!!
36 km con fascitis plantar?? vaya, luego dicen de la 101 aerotransportada y de sus marchas por la jungla ;)
Hace tiempo ando leyendo tu blog y me encanta! Genial tu estado de animo con miras a la maraton! Te deseo lo mejor, de parte de una colombiana en California! Buena vibra para la carrera!
A por ella, suerte. Un saludico.
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