Todavía con una botella en la mano, entro en la zona de Sol. Los edificios altos se han acabado y con ellos, la sensación de frescor que produce la sombra. El cambio se deja notar, es como una bofetada.
- ¡Madre, que calor!
- No hay más que ver el chisme ése.
Mi improvisado compañero se refiere a un termómetro urbano, de esos que alternan hora y temperatura. Marca 24 grados y todavía no son las 10 de la mañana.
- Se me van a quedar las suelas pegadas al asfalto
- Pues ya verás dentro de un par de horas. Esto va a ser una masacre.
Desde luego, nos pasamos dos meses deseando que el día de la carrera no haga mal tiempo, y de repente nos encontramos con esto. Ni tanto ni tan calvo, hombre.
Empieza a haber claramente más cantidad de gente a ambos lados del recorrido, porque el público es como las setas: se encuentra más a gusto al sol que a la sombra. Parecerá una tontería, pero los gritos de la gente animan mucho.
- ¡Animo Campeones, que vais muy bien!
Lógicamente, no tienen ni idea de si vamos bien o no, eso sólo lo sabe cada uno, pero siempre es mejor que te griten eso a que te digan cosas como:¡Anda, déjalo, que das más pena que vergüenza!.
- ¡Bravo, bravo!
- ¡Venga, que vosotros podéis!
Y siempre están los optimistas:
- ¡Dale, que no os queda nada!
Nada, poco más de 36km y la carrerita será historia.
KILOMETRO 6
Ya llevamos cerca de 1km al sol y el decorado ha cambiado por completo: entre el calor humano y el ambiental, la temperatura ha subido en todos los sentidos. En unos instantes hemos pasado de un recorrido tranquilo, silencioso, sombrío, fresco y relajante a otro mucho más intenso, ruidoso y acalorado. Muchos corredores se animan y devuelven los aplausos al público:
-¡Venga, que no se diga, que casi no se os oye!
Y la gente reacciona rápidamente haciendo todo el ruido que puede. Muchos se ayudan de, incluso, panderetas, matasuegras, silbatos, trompetillas…es un jolgorio que distrae a muchos corredores y que hace más llevaderos los Km.
REFLEXIÓN 7
Me siento como si fuera miembro de un circo. La gente se agolpa a ambos lados de las calles para vernos pasar porque les llama la atención que unos cuantos miles de personas hayan decidido correr a pie algo más de 42 Km.
Dos de los sentimientos más habituales del público de una maratón son absolutamente antitéticos: la envidia y la contraenvidia.
Envidia es lo que sienten las personas a las que les gustaría ser capaces de correr un maratón; o, sin llegar tan lejos, las que querrían adquirir el hábito de correr 2 ó 3 veces por semana para mantener el cuerpo en forma y sentirse bien físicamente.
Contraenvidia es lo que sienten las personas que no pueden entender ni por asomo en qué consiste el placer de correr.
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